domingo, 30 de enero de 2011

EN LA ESTACIÓN

Con que quiere la verdad. Mmm, verdades, ¿es eso lo que en verdad citas en todos los lugares?. Nada es tan absurdo como escuchar algo, ver al que está a tu lado, menear la cabeza como por haberlo imaginado, y descubrir que era solamente el susurro del aire jugando por ahí, persiguiéndote hasta encontrarte y sin parar para por fin poder dedicarte un murmullo enternecedor y sacarte del ensueño de león.
Qué más da, si creer es un delito lo confieso, soy culpable, espero que no sea un cargo tan grande como para pasar eternas horas frente al televisor sin ver absolutamente nada por estar tratando de decifrar pensamientos. ¿o no?, ¿será peor?, ¿tendrá mayor condena?. Ojala que no, porque no quiero pasar un buen tiempo rompiendo papeles, borrando recuerdos y desechando sentimientos.-no no creo- a lo mejor lo único que tendré que pagar serán por un par de sueños rotos, no es mayor cosa. Pero, ¿qué tal si la ilusión es tal que termino sentada en un rincón esperando ser llamada, escuchada, o simplemente tomada en cuenta?. ¿seguiría siendo igual de interesante?. ¡Diablos!, tengo derecho a un abogado -¡no, corazón, no eres tú...hace tiempo que ya estás despedido!- ¿que tengo derecho a permanecer en silencio?, ¡creo que debió haber empezado por eso, señor alguacil!. Ah, claro, ahora todo lo que diga puede ser utilizado en mi contra, ¡genial!, con que acomodando todo a su favor. ¡SÍ, sí, quiero hacer esa condenada llamada! - Maldita sea, creo que debía haberla utilizado hace tiempo, depronto razón me hubiera advertido-.

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