viernes, 2 de julio de 2010

EL FIN O EL INICIO

.EL FIN O EL INICIO.

Miraba al techo, sentía como cada gota de sangre salía de mi interior, no era que quisiera acabar con mi vida, solamente que no estaba lista para seguir luchando por ella.

Unos minutos antes me encontraba parada al lado de la ventada viendo a través del cristal a un grupo de chicas pasar por allí con su tan conocida mirada de coqueteo, moviendo su cabello y riendo como tontas para hacerse notar frente a los chicos. De repente, comenzó a llover, era tan bello poder ver como las gotas de agua caían, y así reflejar, en un simple momento, todo lo que sentía hasta entonces. Pude ver como el grupo de chicos corría en busca de un lugar donde no mojarse, ¿por qué les era tan repulsiva el agua?. Cuánto no daría yo por estar allí afuera y disfrutar de aquel momento.

Todo había sucedido tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar de otra manera más que la con la aceptación. En ese instante pude escuchar cómo la puerta se abría de par en par dando paso a aquel personaje, atrapándome a la vez solamente en sus ojos intensamente llenos de odio y amor a la vez, con una mirada profundamente amenazadora mientras caminaba rápidamente hacia mí. No le temía, sabía lo que venía a hacer y también sabía, que no podía hacer nada para detenerlo. Me miró a los ojos, acarició mis mejillas y justo en ese momento atravesó mi cuerpo con un cuchillo. Vi como sus lágrimas se deslizaban por su cara, caí al suelo instantáneamente y dejé que la felicidad me embargara, ya hacía bastante que esperaba algo como esto y nadie se había dado el lujo de darme el gusto.

Miraba el techo mientras él daba los últimos pasos hacia la puerta, - Te amo –le dije, volteó instantáneamente y pude ver en sus ojos un atisbo de duda, durante esos segundos en los que le estaba dando fin a mi vida nunca vi ni siquiera un poco, sí, desesperación tal vez sí, pero nunca duda; es curioso ver como unas simples palabras pueden significar tanto para algunas personas. Sonreí para mis adentros, definitivamente había disfrutado mi última broma en vida, mi última mentira en honor a quien había tenido la valentía de ponerle fin a mis días, mi última estrategia para permanecer en sus pensamientos cada vez que algo le recordara mi nombre o el hecho de morir o de matar, mi última obra con cordura. No supe qué fue lo hizo, sólo escuche un fuerte golpe y pasos acelerados bajando las escaleras.

Pero todo eso ya no importaba, todo lo humano, todo lo mortal como lo era yo, ya no importaba, lo sentía, era poco lo que faltaba para morir, sólo me quedaban fuerzas para cerrar los ojos, ya que lo que más esperaba de la muerte, era eso, el fin, no una segunda vida a la que tantos aspiran.


Catalina Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario